¿Intervenir un partido para dejarlo en manos de un acusado de corrupción que apoya al chavismo? “¡Podemos!”, gritan los magistrados
“Yo sé que a veces los divorcios y las separaciones son difíciles, como pasó con mi compadre Arias Cárdenas (Francisco, gobernador del estado Zulia), pero esas son las dinámicas de la vida, por eso bienvenido Didalco”. Con esas palabras, el presidente Hugo Chávez saludó a Didalco Bolívar el 7 de septiembre de 2012, exactamente un mes antes de que se celebraran las elecciones en las cuales conquistó su última reelección.
Bolívar, gobernador del estado Aragua entre 1995 y 2008, huyó del país en 2009 para evitar ser juzgado y encarcelado por corrupción. El Ministerio Público detectó que durante la gestión del ex mandatario regional se adjudicó directamente a un par de empresas “la adquisición de la totalidad de equipos médicos para suministrarlos a dos centros asistenciales que debían haber estado en funcionamiento en las poblaciones de Tejerías y el barrio La Segundera (Cagua); sin embargo, dichos hospitales nunca fueron creados”. El daño patrimonial por este hecho ascendía a 20 millones de bolívares, según la Fiscalía.
Esta historia dio un giro inesperado el 31 de agosto de 2011. Ese día, Bolívar retornó al país sorpresivamente y pasó de perseguido a perseguidor. En lugar de atacar a Chávez y al sistema de justicia venezolano que antes cuestionó, el dirigente político cargó contra Ismael García, junto con quien había fundado el partido Por la Democracia Social (Podemos). “Podemos es un partido que se ha convertido en una franquicia”, señaló a su arribo.
Podemos nació de una división del Movimiento Al Socialismo (MAS) con la finalidad de sumarse al Polo Patriótico y apoyar a Chávez. Hasta 2007, esa organización respaldó al líder de la revolución bolivariana, pero luego, con García a la cabeza, pasó a la oposición y aupó la candidatura presidencial del gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski.
Bolívar regresó a Caracas con el objetivo de desbancar a García, recuperar el control de Podemos y reincorporarse a las filas del chavismo. Para completar esta jugada, el ex gobernador contó con un aliado poderoso: la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, que en su sentencia 793 decidió entregarle el partido en bandeja de plata.
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El TSJ recibió la petición el 30 de marzo de 2012 y dictó sentencia el 7 de junio de ese mismo año, a cuatro meses de los comicios presidenciales. La ponencia, a cargo del magistrado Juan José Mendoza, designó presidente de Podemos a Bolívar, quien de inmediato le quitó la tarjeta a Capriles Radonski e inscribió la candidatura de Chávez.
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“Veo a Didalco, camarada, y a los compañeros de Podemos que han vuelto de nuevo para acá con sus bases”, comentó Chávez aquel 7 de septiembre de 2012. Todo por obra y gracia de la Sala Constitucional del máximo juzgado del país.
Extracto de la sentencia
urge la designación de nuevas autoridades en la organización política Patria Para Todos, dada la renuncia del Secretario General y la renuncia o abandono de sus cargos de otros de los miembros del equipo de Dirección Nacional, así como la inminencia del vencimiento del período de dos (2) años de las autoridades electas en fecha 10 de abril de 2010, (…) se ordena la celebración de un nuevo proceso electoral para la escogencia de las autoridades de la organización política Patria Para Todos (…). Así se declara»